sábado, 28 de mayo de 2011

El reto empresarial en el mundo actual. España ante el laberinto energético

Vivimos una época de continuas llamadas a que debemos apretarnos el cinturón, lo que conlleva un periodo de sacrificios que esperamos que algún día veamos su final. Parece que es necesario que nos sometamos a unos compromisos destinados a salvar un sistema financiero transgredido por el ansia de ganancias desmedidas de banqueros o de los negocios del ladrillo. Bien es verdad que lo que pretenden los “afectados” es mantener sus prebendas, pero no se trata de que entremos en este capítulo, sino tan sólo matizar lo que puede llegar a suponer la palabra compromiso.

No cabe duda de que existen perspectivas primordiales en nuestro país con vistas al futuro que no deberían estar en manos de los políticos y que, de ellas, la energía es una de las más evidentes. Contamos con antecedentes que lo aclaran, como es el caso del Plan Hidrográfico Nacional[1] que es, si se cae en ello, una cuestión cuya resolución está en manos de los españoles, aunque siempre demostremos reflexiones encontradas que impiden el acuerdo. Por el contrario, el tema energético es, si cabe, aún más grave dada la gran dependencia que tiene España del exterior[2] y el elevado coste que ello supone[3]. Volvemos a lo mismo. Aquí también se ha desperdiciado más de una coyuntura para llegar a compromisos a nivel nacional conducentes a implantar un régimen consensuado de abastecimiento y consumo[4]. No cabe duda de que la diversificación es la única salida, pero en el contexto político en que nos movemos[5] todo parece indicar que, una vez más, las soluciones  finales se tomarán a remolque de otros países

El escenario planteado tras las “revueltas” del norte de África y Oriente Próximo y las consecuencias derivadas del terremoto en Japón[6], permite entrever que contamos con una nueva oportunidad para amoldar y rectificar las lagunas en las que nos situamos, debilidad de la que son responsables los políticos de cualquier catadura. Basta observar que las recientes medidas adoptadas por el “Gobierno de España” para reducir el consumo no pasan de ser, según los expertos, meramente simbólicas.

El peligro que supone “mirar para otro lado” es considerable. Pareció que las posiciones entre “bandos” se habían acercado cuando se aprobó la Ley de Economía Sostenible, pero cuesta entender que si la medida se adoptó siguiendo el modelo alemán, mientras en ese país las compañías beneficiadas tienen que contribuir con una serie de impuestos, ya que se trataba de inversiones amortizadas, en España el poder político se ha avenido a resguardar las ya elevadas concesiones de unas compañías eléctricas cuyos niveles de rentabilidad presentan rendimientos fabulosos gracias a sus operaciones en el exterior, a sus altos dividendos y a sus niveles de  inversiones[7]. Todo esto parece encajar mal con el discutible déficit tarifario en el que se mueven esas “pobres” sociedades. Incluso podría afirmarse que las que tienen más éxito no son las más eficientes, sino las que mejor negocian la regulación. Al respecto, Joseph E. Stiglitz (economista que obtuvo el Premio Nobel de Economía del año 2001 "por sus análisis de los mercados con información asimétrica") [8] sostiene que un sistema que socializa las pérdidas y privatiza las ganancias está condenado a gestionar mal el riesgo. 

En concreto, la prórroga de nuestras veteranas centrales nucleares concreta un sector que apenas representa el 3% del empleo a nivel nacional y aproximadamente un 2% de pm[9] y si a ello se añade que la extracción de carburantes fósiles es muy baja, preciso es añadir que la solución de futuro no es fácil y que, todo lo que no sea “energía verde”, cuenta con poco margen de maniobra. Adviértase que la geografía de los conflictos en el mundo coincide con de de las reservas de petróleo mundial y, dado que una mayor demanda coincide necesariamente con una menor oferta, el encarecimiento del petróleo va camino de situarse en límites difíciles de vaticinar[10]. A finales de  2007, el techo se situaba en 70 dólares por barril; poco tiempo después superaba los 90, hoy












[1] Proyecto de gestión hídrica aprobado por el Congreso de los Diputados en 2005 y que venía a alterar otro anterior de 2001 centrado en buena parte en el trasvase de la cuenca del Ebro a la zona levantina y a tierras de Murcia y Almería (para más antecedentes ver: http://es.wikipedia.org/wiki/Plan_Hidrol%C3%B3gico_Nacional).




[2] Nuestro país importa más del 80% de la energía que necesita, un 24,5% más que la media de Europa.




[3] A España le cuesta 46.000 millones cada año la adquisición de los hidrocarburos que necesita.




[4] Sólo una interpelación al respecto podría ser la que supone la falta de reestructuración del ferrocarril cuando este sistema supone una magnífica apuesta como transporte más barato y sostenible en relación con la carretera. De igual manera, la aplicación de una buena industrial supondría una reducción del coste energético del 15%.




[5] Un PSOE a la defensiva, sin otros objetivos que buscar el menor desgaste en la Elecciones del año próximo, y un PP con el único objetivo de ganar esa cita sin que, aparentemente al menos, cuente con un programa sobre ésta y otras materias.




[6] La crisis desatada en la central nuclear de Fukushima trae recuerdos sombríos a investigadores de la crisis financiera que impulsó la Gran Recesión de 1929. En su opinión, ambos acontecimientos ofrecen enseñanzas sobre los riesgos que supone manejar incorrectamente los mercados y las sociedades. Expertos de la industria nuclear llegaron a afirmar que la tecnología había eliminado prácticamente el riesgo de una catástrofe. Desgraciadamente, los hechos han aclarado lo equivocados que estaban.




[7] Véase el número extra de El País de los Negocios del pasado 14 de abril titulado “Jugar con el planeta” (http://www.elpais.com/articulo/economia/global/Jugar/planeta/elpepueconeg/20110410elpnegeco_5/Tes)




[8] Véase algunas de sus obras como Los felices 90 ó Cómo hacer que funcione la globalización.




[9] Para Francisco Álvarez-Ossorio, esta energía supone un coste  que paga el 98% el resto de la  economía nacional y que en el caso  de la industria es de los más  caros de la Unión Europea. España  necesita un 20% más de energía  por unidad de pm que la media  de la Europa de los 27 y por  eso debemos seguir mejorando  nuestros ratios de eficiencia e intensidad  energética.




[10] Opinión que avala, entre otros muchos, Javier García Breva, director  de energía de Amaiz Consultores.





(27 de mayo de 2010) ya se sitúa muy por encima de los 100 dólares[11]. Pese a todo, la realidad impone una profunda reflexión sobre el futuro de la energía nuclear en nuestro país[12], reflexión que, a causa de lo ocurrido en Fukushima, supone que tendremos que esperar un relanzamiento nuclear en España de, al menos, en un quinquenio[13].

Lo dicho nos lleva a reflexionar que la realidad no es otra que la que apunta a que durante los próximos treinta años los combustibles fósiles continuarán siendo la fuente principal de energía mundial. Piénsese que sólo el transporte significa más del 60% del consumo de este producto paradigmático. Si en España, existe un automóvil por cada dos ciudadanos, los 17 actuales de China por cada mil habitantes van camino de multiplicarse, agigantando con ello el nivel de un consumo desbocado.

¿Qué tiene que decir al respecto nuestro país? Creo que mucho y muy interesante si valoramos que las dudas que refleja lo nuclear y las que impulsan la situación de muchos países productores de petróleo nos tienen que llevar a impulsar enfoques ligados a las renovables que, si bien hace años empezaron bien, hoy se encuentran confinadas. Y es que el impacto de los precios energéticos debería ir contrarrestado con la obtención de potencia eólica que en 2008 alcanzaba algo más de los 2.400 megavatios. Sin embargo, el “adelanto” de parques fijados para el bienio 2012-2013, condujo a una grave situación que vino a frenar la escalonada capacidad de nuestra potencia eólica que fue perdiendo posiciones en relación con el mercado internacional[14].

Pero si mal parece ir lo eólico, peor marcha un sector fotovoltaico que se reforzó de manera clara entre 2006 y 2008 al instalarse unos 7.500 megavatios. En adelante, se dio un auténtico parón como consecuencia de la cifra record de infraestructura instalada, lo que supuso un salto en los precios del crudo ya que las renovables evolucionan de forma inversamente proporcional al coste de los combustibles fósiles. De igual manera, existió una indudable presión en unos años en los que se volvió a cortejar a la energía nuclear[15].






[11] Habría que aclarar que, en moneda constante, ese barril se encuentra más barato que en 1973.
[12] Las centrales asentadas en España cuentan con una existencia de más de 20 años, por lo que se encuentran en una especie de etapa dorada gracias, hay que decirlo, al continúo apoyo público que sufragamos los consumidores/contribuyentes.

[13]“Argumentos para un debate nuclear y energético” (El País, domingo 24 de abril de 2011) http://www.elpais.com/articulo/primer/plano/Argumentos/debate/nuclear/energetico/elpepueconeg/20110424elpneglse_13/Tes

[14] Mientras que entre 2007 y 2010 España creció en un 37%, el aumento en el exterior sería del 107%.

[15] Número extra de El país de los Negocios dedicado a la Energía (domingo 27 de marzo de 2011).





Consecuencia. Las renovables pasaron por una fase de demonización[16] a ser tachadas de ser caras y, lo que es más peligroso, de poco fiables ya que tanto el viento como el sol no siempre actúan cuando y como desearíamos. La APPA (Asociación de Productores de Energías Renovables) se defendió afirmando que, si bien se había recibido primas por importe en 2009 de algo más de 4.000 millones, se había conseguido ahorrar más de 2.100 en la compra de combustibles. A muchos nos duele que el poder político no sea sensible a argumentos que, más que nada, miran al futuro y, por el contrario, mantenga un caos regulatorio que en nada beneficia al propiciar que se ponga en duda una industria en la que nuestro país impone un claro liderazgo. El parón impuesto en el mercado interior llevaría a estas empresas a buscar, y encontrar, su negocio en el exterior. Eso sí, las críticas a la actitud del Estado, tanto dentro como fuera de España, supone un serio varapalo a una política en la que tanto hay en juego si se cuanta con el necesario respaldo político.

Estas actuaciones, unidas a las que dan de sí los biocarburantes, que dejamos en el tintero pese al interés que despiertan, están destinadas a prevalecer dado los cambios en los que se encuentra inmerso el sector energético mundial. Si esto que decimos es así, el futuro las energías verdes en nuestro país tienen un futuro garantizado. Aquello que propicia el que seamos una nación privilegiada para el turismo, el sol, debe ser el fundamento para que también lo seamos a nivel de obtención de energía fotovoltaica, al igual que nuestra geografía facilita la de origen eólico.




[16] Una técnica que da muy buenos resultados al desinformar o alterar hechos como nocivos y de poco futuro.



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